After Yang (2021)

En After Yang (Despidiendo a Yang en España), la película de ciencia ficción del director norteamericano nacido en Corea del Sur Kogonada, Colin Farrell interpreta a Jake, el propietario de una tienda de té apasionado por el mundo de las infusiones y las mezclas de hierbas. Si eres más bien de café expreso corto, es posible que esta cinta te parezca tan insustancial como un té de frutas de esos que huelen muy bien pero no saben a nada. Yo soy de té de bolsita y me encantó.

After Yang, basada en un relato de Alexander Weinstein («Saying Goodbye to Yang», 2016), nos presenta a la familia formada por el mencionado Jake, su mujer Kyra (Jodie Turner-Smith), su hija adoptada Mika (Malea Emma Tjandrawidjaja) y Yang (Justin H. Min), un «tecno-sapiens» o androide que ejerce la función de hermano mayor de Mika, programado para enseñar a la pequeña la cultura de China, su país de origen.

Al inicio de la película Yang se rompe, se apaga inesperadamente. Jake decide llevarlo a arreglar porque Mika está desconsolada, pero también por un motivo mucho más pragmático: el matrimonio lo necesita como canguro para poder seguir adelante con sus respectivas carreras laborales. Al ser un androide de segunda mano, no está claro si tiene garantía. Cuando por fin encuentra una tienda de reparación, las noticias no son buenas: no tiene arreglo. Sin embargo, el técnico la da la opción de recuperar la memoria de Yang y así darle a Jake acceso a sus recuerdos. A partir de aquí, Jake inicia una búsqueda detectivesca de las personas y lugares que Yang guardaba en su memoria. Acabará descubriendo muchas cosas que ignoraba y que cambiarán su percepción del tecno-sapiens y de su propia familia.

Ya había visto la anterior cinta escrita y dirigida por Kogonada, Columbus (2017), que recuerda a Lost in Translation por la química efímera que une a los protagonistas, y que tiene como telón no tan de fondo una ciudad (la Columbus de Indiana, no la gran urbe de Ohio) que pese a su pequeño tamaño concentra varias joyas de la arquitectura modernista. A la crítica le gustó más Columbus (89 en Metacritic) que After Yang (78), pero a mí esta última me ha tocado la fibra. Quizás es porque sale un robot, y a base de contar por aquí mis impresiones de las cosas que leo y veo me he ido dando cuenta de que esto de los robots me gusta, como comenté ya en las entradas sobre El hombre perfecto, Klara y el sol y en el relato basado en Emily Dickinson de Wild Nights. Y muchas historias más que no están reseñadas por aquí pero que me han interesado también: Ex Machina, los sintéticos de Alien y Aliens, Wall-E y EVA, aquel que había visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser y sus congéneres, R2-D2, el adorable gigante de hierro y tantos otros.

Robots dibujados por una inteligencia artificial. ¿Podría llamarse autorretrato? (DreamStudio)

After Yang, robots aparte, es un drama familiar futurista con una trama muy simple que sirve como excusa para explorar temas como la familia, la identidad, el duelo y la muerte: profundiza en lo que nos cuesta aceptar que un ser querido se vaya para siempre, aunque en este caso sea un androide. Además, en sus ajustados noventa y poco minutos de metraje, nos deja con una interesante reflexión sobre la existencia de una inteligencia artificial y cómo se compara con su modelo, la inteligencia humana. De ahí que no creo que sea casualidad la cantidad de planos de los protagonistas (especialmente de Jake y Yang) reflejados en espejos, en las numerosas ventanas de la casa de la familia protagonista, en las ventanillas del coche…

Otro detalle que me ha llamado la atención de After Yang es que no nos amenaza con la llegada de una inteligencia artificial apocalíptica. Las máquinas no nos destruyen en el futuro de Kogonada y son poco visibles para ser ciencia ficción. Jake aparece a menudo en un coche autónomo del que solo vemos parte del interior y las ventanillas. Cumple con su misión de transportar a sus pasajeros y, además, les permite relajarse y disfrutar del paseo charlando, leyendo, haciendo videollamadas, etc. Yang es un robot, sí. Pero un robot de apariencia totalmente humana, que incluso se sienta a cenar con la familia. Y come (en la película no dan explicaciones, pero en el relato de Weinstein se desvela el truco: una puerta en el tórax —a lo Bender de Futurama— que el propio robot va limpiando cada día). Están también las videollamadas que se hacen Jake y Kyra. Pero aparte de esto, la presencia de la tecnología es sutil. No hay rascacielos de cemento con neones ni coches voladores. Al contrario: el futuro que pinta Kogonada es verde, con plantas prácticamente en todos los planos, incluyendo en el interior del coche. Los materiales son naturales: la madera predomina en los muebles y carpintería de la casa y la ropa que visten, de corte oriental, con materiales que parecen algodón y lino y colores tierra, azul o verde. Es un futuro sostenible y esperanzador.

En After Yang no nos cuentan en qué ciudad tienen lugar los hechos. Su multirracial familia habla con una mezcla de acentos (el irlandés natural de Farrell, el británico de Turner-Smith, el estadounidense de Min y Tjandrawidjaja) que tampoco ayuda a situar la historia en un lugar concreto, lo que consigue un efecto irreal, subrayado por las conversaciones casi susurradas y por el uso de una luz de tonalidad dorada que le da un aire nostálgico, como el de una antigua polaroid.

La música tiene un papel importante en After Yang. La banda sonora está compuesta por la japonesa Aska Matsumiya, cuyo tema principal es una aparentemente simple melodía de piano que se queda contigo una vez acabada la película, junto con material para reflexionar y unas ganas locas de poner más plantas en casa.

Por último, After Yang tiene uno de los créditos iniciales más locos y divertidos que recuerdo. Tanta reflexión, piano y nostalgia igual te dan la sensación de ser un dramón de esos que se regodean en la tristeza. No lo es, también hay toques de humor, como esos créditos que ni se te ocurrirá saltar, las conversaciones acerca de los clones, o el paso de Jake por los distintos servicios de atención al cliente tratando de averiguar si Yang tiene garantía, detalle que aprovecha Kogonada para satirizar las trabas que nos pone la sociedad capitalista en momentos de máxima vulnerabilidad.

Más información:

  • After Yang está disponible en Prime Video en España.
  • Aquí puedes leer (en inglés) el relato «Saying Goodbye to Yang» de Alexander Weinstein en el que está basado el guión de esta película.
  • Kogonada es el autor de varios ensayos visuales que exploran los rasgos característicos de directores a los que admira. Los puedes ver en su página web.

4 comentarios en “After Yang (2021)”

  1. Está claro que te atrae el tema robótico. Vi «El hombre perfecto» después de leer tu reseña. Me pareció que iba de más a menos, el planteamiento está muy bien. Esta la apunto para verla también, aunque soy más de café que de té XD Hay una serie sueca que se llama «Real Humans», si no las has visto te puede gustar, sobre todo la primera temporada. Saludos 🙂

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    1. Me alegro de que te gustara «El hombre perfecto», al menos el planteamiento :). Pues mira, buen punto eso de «Real Humans» porque en su día vi el remake británico, «Humans». Y no estaba mal pero me pareció que no le sacaban toda la chicha que podía dar aquella historia. Era un poco descafeinada, para seguir con el tema cafetero. Me quedé con las ganas de ver la serie original, ahora que la has mencionado me la apunto. ¡Gracias por comentar!

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