Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio — Alice Munro

El título de este libro podría ser la descripción de las etapas de la relación tempestuosa de una pareja en una novela romántica: Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio. No lo es. Esta enumeración agrupa varios relatos de la canadiense Alice Munro (Wingham, Ontario, 1931) uno de los cuales se titula precisamente así.

Esta cadena de texto es, en realidad, un juego infantil. Una niña escribe su nombre y el del chico que le gusta en un papel. Después, tacha las letras que coinciden en ambos y suma las restantes. Cuenta después ese número con los dedos mientras va recitando la lista: odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio. Y la palabra que pronuncie al terminar de contar determinará el futuro de su relación con ese chico. Una variación con más nivel de detalle del clásico «me quiere, no me quiere» mientras se van arrancando los pétalos de una margarita. El azar, eligiendo nuestro futuro.

Y algo así encontramos en lo que le sucede a Johanna, la más bien feúcha protagonista del relato, a la que Munro describe con frases tan visuales como esta:

Sus dientes se amontonaban en la parte delantera de su boca como si estuvieran listos para pelear.

Estos brochazos sueltos —como pinceladas de un cuadro impresionista— se van repitiendo a lo largo del relato, hasta conseguir que se unan en el cerebro del lector parar formar una imagen muy precisa de Johanna, por dentro y por fuera. Es una descripción que puede sonar neutral o distante frase a frase, pero que acaba componiendo un retrato profundamente humano del personaje. Y hay humor, un humor negro pero sutil, que puede pasar desapercibido. No son grandes chistes, son toques de humor —muchas veces irónico— como la descripción de la dentadura de Johanna o lo que ella misma piensa cuando se mira en el espejo del probador de una tienda de ropa:

Al principio miró solo el traje. Estaba bien. Era su talla: la falda era más corta que las que solía ponerse, pero lo cierto es que lo que solía ponerse no se llevaba. No había ningún problema con el traje. El problema era lo que salía de él. Su cuello y su cara y el pelo y las manos grandes y las piernas gruesas.

Alice Munro: no es un sueño (fuente)

No había leído a Munro hasta ahora. Muy mal, lo sé. Pero, ah, ahora tengo casi toda su obra por leer y disfrutar. Es como cuando sueñas que encuentras una habitación secreta en tu casa, un espacio nuevo y amplio en el que —por lo que sea— no habías reparado hasta ahora y que te abre un mundo de posibilidades. Pero mucho mejor, porque Munro no es un sueño. Ahí siguen sus libros cuando te despiertas.

Tampoco he visto las películas basadas en relatos de Munro, ni la de Sarah Polley ni la de Almodóvar. Ni siquiera Hateship Loveship (2013), la protagonizada por una Kristen Wiig demasiado delgada, demasiado guapa y con una dentadura demasiado ordenada como para interpretar a la Johanna de Munro. Aunque seguro que lo hace muy bien, calculo que se necesitarían al menos dos Wiigs para llenar el traje de Johanna. ¿Por qué no respetar la descripción de la escritora, cuando es importante para la trama? Vendería menos entradas, supongo.

Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonioHateship, Friendship, Courtship, Loveship, Marriage») incluye los siguientes nueve relatos:

  • «Odio, amistad, noviazgo, amor matrimonio»
  • «Puente flotante»
  • «Los muebles de la familia»
  • «Consuelo»
  • «Ortigas»
  • «Poste y viga»
  • «Lo que se recuerda»
  • «Queenie»
  • «Ver las orejas al lobo»

En estos relatos Munro trata temas recurrentes: el amor —no un amor idealizado y romántico sino algo más terrenal, más crudo y realista—, las mentiras, el azar y las oportunidades perdidas. En general, los temas se presentan en un contexto doméstico que engaña, con turbulencias bajo la una primera imagen serena, inofensiva. Y con su estilo único: no sé qué tiene pero consigue que el lector sienta las emociones que sienten sus personajes. Da la sensación de ser una persona muy sagaz y observadora, atenta a los detalles, que en su obra se van desvelando poco a poco hasta componer la foto completa, la historia que nos quiere contar.

En «Odio, amistad, noviazgo, amor matrimonio», por ejemplo, encontramos a la ya mencionada Johanna encargando el transporte de unos muebles y luego probándose trajes en la boutique de su pueblo. Quiere comprar un traje para casarse. Sabemos poco más de ella, pero poco a poco iremos recibiendo toda la información necesaria, hasta completar el puzle y llegar al sorprendente final.

Los personajes de esta colección de historias son muy humanos, con defectos, que se perciben cercanos y entrañables por el realismo de sus acciones. Defectuoso y humano es Grant, el protagonista de «Ver las orejas al lobo»The Bear Came Over the Mountain»), que se ve obligado a acompañar a Fiona, su mujer, a una clínica debido al avance implacable del Alzheimer. Ella misma es quien ha decidido su ingreso. Las normas del establecimiento exigen que los pacientes no reciban visitas durante los primeros treinta días. A su pesar, Grant respeta las reglas y vuelve solo a casa. En su tiempo a solas vamos conociendo su pasado, sus infidelidades. Cuando regresa a la clínica, se encuentra con que Fiona ha conocido a alguien.

En «Poste y viga» («Post and Beam«) conocemos a Lorna, una joven mujer casada y con hijos pequeños que, en un momento de preocupación, hace un trato o promesa mental a cambio de que no le ocurra nada a una prima, Lorna, ya que sospecha que puede haber intentado suicidarse. Cuando comprueba que Lorna está bien, se pregunta qué es lo que ha cedido, que va a tener que entregar como parte de su trato. No es salud, no es su belleza, ni sus hijos. Pero es algo terrible (que no desvelaré).

Los relatos que componen este libro son largos, de entre treinta y cincuenta páginas. Los dos comentados están narrados en primera persona, pero también utiliza la primera persona en otros. He disfrutado leyendo cada uno. Más que relatos, parecen pequeñas novelas, por lo que puede llegar a abarcar cada uno y por los sentimientos que provocan. En el caso de Grant y Fiona, por ejemplo, sientes que los has conocido toda la vida, desde el noviazgo hasta la revelación final en la clínica.

Esta cuentista canadiense ganó el Premio Nobel de Literatura en 2013, el mismo año en que se retiró de la escritura. Decidió dejar de escribir porque pensó que la soledad que necesita un escritor para crear ya no le parecía tan buena idea a su edad, 81 años.

Leo que, en persona, Munro es como su prosa: «contenida, observadora, nada pretenciosa, que valora lo directo, la honestidad». Y que su risa es frecuente, alegre y subversiva. Que nació en una zona de Ontario de paisajes llanos y agrestes, de personas conservadoras y muy religiosas, como sacadas del siglo XIX. Que su padre era un granjero de zorros plateados fracasado y solitario; que su madre era más refinada pero demasiado dependiente de las normas de aquella sociedad tan estricta. Y que Alice se refugió en los libros, que le parecían mágicos. Que leyó y releyó sus favoritos, como Cumbres borrascosas. Y poco después, empezó a imaginar, a componer en su cabeza sus propias historias, similares a las que admiraba, pero cambiando el escenario por Canadá.

Después escapó a la universidad, donde estudió periodismo, se casó y cuidó a sus tres hijas, a su marido y de su casa como se esperaba de un ama de casa de la época. Y empezó a escribir:

Temía la atmósfera sofocante de la maternidad y se agarró a lo que llamaba su «doble vida»: garabatear cuando las niñas hacían la siesta; mantener las piezas cortas porque era demasiado difícil concentrarse para escribirlas largas; con sentimiento de culpa porque la escritura robaba tiempo de su familia; y odiando los suburbios de Vancouver, donde se sentía aislada de cualquier tipo de cultura de la escritura.

Ya con cuarenta años cumplidos, se divorció de su primer marido y volvió a su Ontario natal. A partir de entonces, pudo dedicarse de lleno a escribir.

Y le dio tiempo a conseguir una buena colección de premios y reconocimientos, entre ellos el Man Booker International y el Premio Nobel de Literatura (2013). Imagínate a dónde habría podido llegar con una habitación propia desde el principio.

Más información:

  • Esta página agrupa varios enlaces a relatos de Munro, en inglés.

2 comentarios en “Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio — Alice Munro”

  1. Me cuesta entender que escritores talentosos que disfrutan escribiendo dejen de hacerlo. No que dejen de publicar o dejen de lado las exigencias de lanzar un libro al mercado (firmas, reuniones, etc.) pero… ¿dejar de imaginar historias en su cabeza?

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    1. Parece ser que dijo que ya no tenía la energía necesaria. Pero, ¿quién sabe? Puede que algún día salga a la luz algún cuento nuevo. No creo que escritores/as como ella dejen nunca de imaginar historias, como dices. Seguro que la maquinaria sigue en marcha. ¡Un saludo!

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