¿Qué te apetece leer, con la que está cayendo? Aquí te recomiendo unos cuantos libros para este otoño pandémico que nos ha tocado vivir, pero antes te cuento los motivos para elegir una lista como esta.
Se podría pensar que los humanos estamos escogiendo estos días novelas agradables que nos recuerden tiempos más felices. Historias de esperanza que nos recarguen la reserva de buen rollo que se va reduciendo cada vez que escuchamos las noticias.
Pues no.
Lo que se ha vendido mucho desde marzo son novelas negras, thrillers o historias de terror. También ha pasado con el cine: Contagio, una película de 2011 sobre una pandemia mortal con parecidos razonables con la covid-19, fue una de las más vistas durante el confinamiento.
¿Por qué queremos torturarnos de esta forma? Resulta que hay varias hipótesis que explican estas preferencias:
- Las historias de terror ayudan a reducir la ansiedad. Parece que cuando nos preocupamos mucho por la protagonista en apuros de nuestro libro o película, estamos consiguiendo ignorar otros miedos mucho más profundos. Sentimos miedo al leer a Stephen King, sí, pero es un miedo controlable (al contrario que los miedos que vivimos en la realidad), lo cual resulta gratificante.
- Las historias de catástrofes nos sirven de entrenamiento para lo que pueda venir. Los lectores y espectadores de este género fueron más resilientes durante el confinamiento. Y más prevenidos: ¿por qué se agotó el papel higiénico? Porque los lectores y espectadores de terror sabían todo lo que te tienes que llevar al refugio antinuclear para sobrevivir al Apocalipsis.
- Los thrillers, las novelas de terror o de crímenes son más absorbentes. Nos enganchan y es más fácil que olvidemos lo que ocurre a nuestro alrededor. Además, el desenlace suele ser reconfortante, con el bien venciendo al mal casi siempre.
- Por último, mi (no contrastada) hipótesis: cuando terminas una historia de este tipo tienes una sensación parecida a la de despertar de una pesadilla. Qué tranquilizador es saber que los monstruos que acabas de dejar atrás no existen. Todo parece más llevadero, por duro que pueda ser.
Libros que hay que leer: 10 sugerencias
He leído algunos de estos libros este año, durante el confinamiento o después. Otros son clásicos de esos que te acompañan siempre. Espero que encuentres alguno que te ayude a sobrellevar mejor estos tiempos, en especial con la entrada del otoño, estación que a mí me encanta pero que a algunas personas les puede generar un bajón anímico.
Ensayo sobre la ceguera (1995), de José Saramago. Imagina otro tipo de virus, uno que produce una ceguera instantánea. Ese es el punto de partida de esta novela asfixiante y terrorífica, donde los monstruos son los hombres y mujeres transformados por las nuevas necesidades que surgen de una enfermedad incapacitante. El miedo al contagio primero y la lucha por la supervivencia después hacen que se pongan en evidencia las fortalezas y, sobre todo, las debilidades del ser humano. El título puede confundir, ya que se trata de una novela de ficción. Pero se puede leer también como un ensayo, una reflexión ética acerca de lo que ocurre al poner a la humanidad en una situación extrema. Vamos, que Saramago ya predijo el egoísmo de los acaparadores de papel higiénico.
El resplandor (1977), de Stephen King. No parece una buena idea aceptar un trabajo como cuidador de un hotel de montaña que se quedará completamente aislado en invierno, tras las primeras nevadas. Si eres un aspirante a escritor, no niego que puede resultar atractivo. Te imaginas a tus anchas, escribiendo tus dos mil palabras diarias en tu habitación o sala favorita, sin que nadie te moleste. Pero están contigo tu mujer y tu hijo pequeño. ¿Qué pasa si alguien se pone enfermo, si necesitas un médico? ¿Qué pasa si algo desconocido decide intentar matarte? No pintaba bien, Jack Torrance.
El diario de Anne Frank (2017), novela gráfica de Ari Folman y David Polonsky. Ya conoces la historia. Esta versión ilustra con tanto detalle cómo vivían los Frank su día a día —y cómo se fueron reduciendo sus libertades poco a poco, antes de llegar a encerrarse en su escondite de la parte trasera de su empresa— que minimizará la ansiedad que puedas sentir si confinan tu ciudad o barrio. También tiene el poder de reducir la sensación de agobio por llevar la mascarilla.

La carretera (2006), de Cormac McCarthy. Un padre y su hijo avanzan por una carretera rodeada de tierras yermas. El paisaje es grisáceo, lleno de cenizas que apenas dejan pasar algo de luz solar. Estamos en un escenario post-apocalíptico, viviendo muy de cerca la historia de supervivencia de lo que queda de una familia. Lo que ha pasado, el desastre que les ha llevado a esta situación, no es importante. Ya pasó. Lo importante ahora es seguir adelante por esa carretera hacia el sur, buscando los alimentos que les permitirán sobrevivir un día más.
Siempre hemos vivido en el castillo (1962), de Shirley Jackson. Otra novela de la autora de La maldición de Hill House con una casa misteriosa, en esta ocasión el castillo del título, habitado por los supervivientes de la familia Blackwood. El aislamiento, las cosas que se saben y no se cuentan, la sensación de que algo grave está a punto de pasar, son solo algunos de los elementos que alimentan una atmósfera oprimente, asfixiante. Copio el primer párrafo de esta novela narrada en primera persona, porque me parece una genialidad el retrato de la protagonista y ese cliffhanger que espero que te anime a seguir leyendo:
Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto.
Nunca me abandones (2005), de Kazuo Ishiguro. No comentaré mucho este libro: no quiero hacer ningún spoiler por si no la has leído —o no has visto la película—. Lo que empieza como una historia de un típico internado inglés va poco a poco virando hacia una distopía gótica que te atrapará y te horrorizará por su realismo.
La habitación (2010), de Emma Donoghue. La historia, narrada desde el punto de vista de un niño que solo conoce la habitación en la que nació hace cinco años. Allí convive con su madre, que se esfuerza para que cada día sea especial para el pequeño, a pesar de lo hostil del entorno y la situación.
El hombre sonriente (1994), de Henning Mankell. No puede faltar una novela negra en esta lista. Y ya que solo hay una, qué mejor representante que Mankell, padre del noir nórdico, que aquí nos lleva al mes de octubre de 1993. Un hombre huye de algo o de alguien en su coche, aterrorizado y convencido de que le persiguen. Conduce de noche, por una carretera cubierta de niebla y mantiene un intenso monólogo interno que nos va dando pistas de cómo ha llegado a esta situación. De repente, vislumbra algo a la luz de los faros que le hace detenerse en seco. No te cuento más.
Bloodchild (1984), de Octavia S. Butler. Reconozco que no conocía a Butler hasta que leí este relato breve. Lo encontré gratis en Amazon (sigue estando disponible), pero solo está editado en inglés. No obstante, veo que existe una traducción en este blog, por si no te animas con el inglés. Este cuento narra la especial relación entre un grupo de humanos que colonizó un planeta y los seres nativos que lo pueblan. La historia te atrapa. Tengo varios libros más de esta autora en mi lista de deseos.

La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero. No, esto no es una historia de terror. Es un libro inclasificable, una mezcla de la biografía de Marie Curie con apuntes autobiográficos de Montero. Sí que se trata el tema del miedo desde un punto de vista mucho más cotidiano, con otro sentido: el del vacío que produce la pérdida de un ser querido. El libro entrecruza y relaciona partes de un diario que escribió Marie tras la muerte de Pierre Curie con la historia personal de Montero, que también perdió a su marido. Aunque me sobraron los hashtags, creo que Montero hace un gran trabajo con sus reflexiones acerca de cómo superar el duelo, algo que te puede ayudar si has perdido a algún ser querido recientemente.
Uf. Espero que sumergirte en estas historias te ayude a evadirte un poco de la situación. A mí me funciona. Pero si eres de las personas que prefieren algo más ligero y divertido, dímelo y prepararé una lista muy diferente a esta. Prometido.