El hombre que confundió a su mujer con un sombrero – Oliver Sacks

El hombre que confundió a su mujer con un sombrero (1985) es una colección de casos clínicos narrados por el neurólogo y escritor británico Oliver Sacks (1933-2015).

Sacks se convirtió en un nombre muy conocido con su best-seller autobiográfico Despertares (Awakenings, 1973), adaptado al cine en los 90 con Robert de Niro y Robin Williams como protagonistas. En este libro describía cómo había dado con un tratamiento para despertar a varios pacientes aquejados de encefalitis letárgica, una terrible enfermedad que provocó una epidemia en los (otros) años veinte que mató a millones de personas y dejó en un estado casi catatónico a los que sobrevivieron.

Hace poco vi Oliver Sacks: una vida (2019), un estupendo documental biográfico que aprovecho para recomendar (en España está disponible en Filmin). En ella se repasa el caso de estos pacientes y su triste historia real de terror. Una de las enfermas, Rose R., llevaba 43 años en ese estado cercano al sueño. Se había contagiado de la encefalitis letárgica con solo 21 años.

Sacks pasó mucho tiempo con estos pacientes, conociendo en detalle cada caso y a cada persona. Probó con ellos un nuevo tratamiento: les administró L-dopa, un medicamento utilizado para el Parkinson. Tuvo un efecto asombroso, sacando de ese letargo a pacientes que empezaron a caminar, a recordar y a hablar por primera vez en décadas. Entre ellos, Rose D. Ya sexagenaria y pese a ser consciente de todo el tiempo que había pasado encerrada en su cuerpo enfermo, Rose comenzó a hablar y a comportarse como una veinteañera. Físicamente parecía incluso mucho más joven, como si realmente se hubiera quedado congelada en su época de flapper.

Es imposible imaginar la tortura que debió ser para Rose —y el resto— darse de cuenta de cómo se les habían escapado los mejores años de su vida.

Tristemente, la alegría de los resultados iniciales se enturbió por la aparición de efectos secundarios graves, que obligaron a suspender la medicación condenando a los pacientes a volver a su cárcel en vida. Para Sacks, no fue solo la medicación lo que falló: también tuvo un gran peso el sufrimiento psicológico de estos pacientes al tratar de adaptarse a un mundo que había seguido girando y girando en las décadas que ellos pasaron en blanco. Fue imposible para la mayoría.

Rose D., de nuevo convertida en estatua, aún vivió 10 años más.

Oliver Sacks

No voy a contar aquí su vida: siempre podemos googlear para saber más. Solo voy a compartir algunas impresiones tras ver Oliver Sacks: una vida. Me quedé con la imagen de tres Oliver Sacks diferentes:

  1. Oliver Sacks, el estudiante de medicina motero y levantador de pesas. Londinense de nacimiento, se fue a los Estados Unidos para completar su formación. De Inglaterra se llevó un equipaje emocional significativo: la reacción de su madre al saber que su hijo era homosexual. «Eres una abominación. Ojalá no hubieras nacido nunca». El joven Sacks, con una timidez acentuada por una prosopagnosia que le impedía reconocer rostros familiares, estaba aún intentando decidir qué hacer con su vida. Las salidas nocturnas en moto, kilos y kilos de halterofilia y la experimentación con drogas psicodélicas marcan esta etapa en la que Sacks aún no sabía quién quería ser.
  2. Oliver Sacks, el neurólogo barbudo, risueño y corpulento. Físicamente parecido a un Robin Williams caracterizado de un Papá Noel de paisano, es el Sacks de Despertares y de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero; el neurólogo clínico y romántico que descubrió su vocación tratando a sus pacientes como personas y que escribía sus casos con un enfoque más literario que científico. Este Sacks, que eligió el celibato a los 40 años tras varias experiencias breves y negativas, había dejado ya las drogas con la ayuda de un psicoanalista. Su terapeuta fue, de acuerdo con Sacks, la persona que le enseñó a prestar atención a las personas, a escuchar más allá de lo que nos dicen las palabras.
  3. Oliver Sacks, el venerable y famoso escritor. Con aspecto de un Sigmund Freud risueño y deportista, nadaba y se desplazaba en bici siempre que podía. Es el Sacks adorado por el público y criticado por una parte de la comunidad científica. Es el Sacks que se enamoró a los 75 años, conociendo la vida en pareja por primera vez. Siguió escribiendo y publicó una autobiografía en la que hizo pública su homosexualidad en mayo de 2015, tres meses antes de su muerte por cáncer.
Sacks, Sacks y Sacks

El hombre que confundió a su mujer con un sombrero

¿Qué puedes deducir de un título como este? Seguro que algún lector despistado ha llegado a él esperando encontrar un libro de humor.

Sin embargo, este título describe literalmente un síntoma de uno de los pacientes de Sacks: tiene agnosia visual, un trastorno del cerebro que hace que no reconozca lo que se está viendo (los ojos funcionan, pero le cerebro no entiende). De ahí que, al acabar la consulta e ir a coger su sombrero del perchero, se confunda e intente coger la cara de su esposa.

Otro paciente no puede recordar nada de lo sucedido después de 1945, en la Segunda Guerra Mundial. Treinta años más tarde, su memoria no consigue retener eventos recientes, hasta el punto de que cuando el Dr. Sacks abandona la consulta y regresa unos minutos más tarde, su paciente ya ha olvidado quién es.

El libro me ha parecido muy ameno en la manera de narrar los casos, aunque hay que puntualizar que el lenguaje está algo desfasado. Lo he leído en inglés y aparecen términos como «retarded» o «idiot», que imagino que estarán también en la traducción. Para el lector de hoy, saltan de la página como puñetazos. Es como si Sacks, con toda su humanidad, de repente empezara a insultar a sus pacientes. Por supuesto, hay que entender que las lenguas evolucionan y, en estos ejemplos, son palabras que el lenguaje popular ha convertido en insultos y ya no son aceptables para referirse a casos médicos como los que aquí se describen. En otras palabras: —siempre— hay que leer situando la obra en su contexto.

Antes he mencionado que el trabajo de Sacks ha sido controvertido. Un ejemplo es el del sociólogo Tom Shakesperare (discapacitado y activista por los derechos de los discapacitados), que llamó a Sacks «el hombre que confundió a sus pacientes con una carrera literaria». En esta línea, nos encontramos con una —muy divertida— parodia de Sacks en la película The Royal Tenenbaums (Wes Anderson), interpretado por Bill Murray.

Me chifla su risa al ver los resultados del test de su paciente: otro caso raro para su colección

Pese a estas críticas, parece haber consenso en la importancia del legado de Oliver Sacks. Porque al margen de su legado científico —que no tengo la capacidad de valorar—, su obra destaca la importancia del afecto y del interés humano por el paciente más allá de los síntomas de la enfermedad.

Creo que es uno de esos casos en que el autor, tan humano e imperfecto como muchos de nosotros (con su prosopagnosia, su timidez, sus conflictos sobre su identidad sexual, la incomprensión de su familia, etc.) consigue conectar con su lector de tú a tú. Por eso, tanto si Tom Shakespeare y Wes Anderson tienen razón como si no, parece que la obra de Sacks sirve como un puente entre la ciencia y el público, entre los discapacitados y los no discapacitados. Y da visibilidad a la diversidad neurológica, abriendo la mente de sus lectores a otras posibilidades.

Todo esto (y mucho más que me dejo) coloca a Oliver Sacks entre esas personas que inspiran y seguro que sus textos están ya alimentando vocaciones de futuros neurólogos, psiquiatras, psicólogos… Y escritores.

  • Como decía el surrealista Paul Éluard: la prueba de que hay otros mundos, pero están en este.

5 comentarios en “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero – Oliver Sacks”

  1. Una amiga me ha hablado varias veces de lo interesante que le resultaba la vida de Oliver Sacks y que tendría que leerlo, así que lo tengo en pendientes (desde hace un par de años, porque por cada uno que leo apunto quince por lo menos). Me apunto «Despertares» que no la he visto, y eso que Robert de Niro es un actor que me gusta mucho y he disfrutado montones de películas suyas. También apunto el documental que recomiendas, a ver si lo encuentro. Me ha gustado tu reseña. Un personaje muy interesante.

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