Perfect Days (2023), la última película escrita y dirigida por Win Wenders, fue concebida de una forma inusual. Los creadores de The Tokyo Toilet, un proyecto lanzado en 2020 con el propósito de mejorar la experiencia de los aseos públicos de la ciudad, y que consistió en la construcción de diecisiete baños diseñados por arquitectos de varios países, contactaron con Wenders para realizar un documental. El director alemán vio potencial en el tema y decidió hacer un largometraje en el que los baños públicos fueran un personaje más.
Hirayama (Kôji Yakusho), el protagonista de Perfect Days, es un hombre de pocas palabras que tiene una vida tan estructurada y repetitiva que, en las primeras escenas, puedes creer que estás ante un Atrapado en el tiempo en versión japonesa. Inmediatamente surge una gran diferencia: Bill Connors, el meteorólogo atrapado en el día de la marmota en Punxatawney, no vive con alegría la maldición de tener que repetir el mismo día una y otra vez; sin embargo, Hirayama parece feliz madrugando cada día para ponerse su mono azul de The Tokio Toilet, su toalla blanca al cuello, y comenzar con su recorrido por los baños públicos para limpiarlos con mimo. El desencadenante que obliga a Bill Connors a ponerse en marcha es la repetición del día, pero para Hirayama es justo al revés: todo va bien hasta que su rutina amenaza con romperse.
Los Perfect Days de Hirayama lucen muy bien en pantalla. Los baños públicos de The Tokio Toilet son magníficos, y Wenders convierte la jornada laboral de su protagonista en un recorrido poético y turístico por estos pequeños edificios, modernos y rompedores o tradicionales e integrados en el paisaje. Su cámara siguie la mirada de Hirayama y se va posando en detalles aparentemente insignificantes pero de gran belleza, como la simple copa de un árbol a contraluz.
Las cosas se tuercen para Hirayama cuando su rutina se rompe por causas externas: una sobrina aparece en la puerta de su casa pidiendo alojamiento temporal por una pelea con su madre, la hermana de Hirayama. Su compañero de trabajo, un jovenzuelo atolondrado que no tiene la misma motivación a la hora de limpiar aseos, comienza a fallar más de lo normal. El restaurante de siempre aparece cerrado. Hirayama trata de seguir con sus hábitos pese a las interrupciones, pero ahí su máscara de felicidad se resquebraja y deja entrever algo, quizás traumas de un pasado que le atormenta, o simple nostalgia de lo perdido por el camino. Su rutina, su forma de observar y apreciar los pequeños detalles de la vida, parece ser la medicina de Hirayama.
Lo cierto es que Perfect Days me fascinó, pero solo te la recomiendo si te gustan las tramas de personajes, esas en las que sientes que estás buceando en el interior de otra persona. ¿Es una de esas películas en las que parece que no pasa nada? Pasan muchas cosas, pero si lo tuyo es la acción, déjala.
Si la ves, es probable que Hirayama se quede contigo. Yo lo estoy viendo ahora mismo, mientras escribo esto y observo tras mi pantalla el sol del atardecer filtrado por un par de moreras despeluchadas, otoñales. Wenders llena cada fotograma de una filosofía de vida accesible a cualquiera: vive el presente; encuentra belleza en lo cotidiano; disfruta de las pequeñas alegrías. Parece mentira que nos cueste más creer en algo así y ponerlo en práctica, que construir nuestras vidas en torno a una hipotética e intangible existencia más allá de la muerte. La felicidad o armonía que logra Hirayama está a nuestro alcance. Y solo hay que cuidarla un poco cada día, como si de una planta se tratara.

Por si fuera poco, Hirayama no tiene mal gusto. En su pequeña furgoneta escucha a Van Morrison, Nina Simone, Patti Smith, Lou Reed (con su Perfect Days, por supuesto) mientras va y vuelve de trabajar, en casetes que probablemente provienen de un pasado que nosotros, espectadores, desconocemos. De noche, lee a William Faulkner y el libros de relatos Once, de Patricia Highsmith, entre otras cosas. Es curiosa la elección de esta última autora, cuya mirada contrasta con la de Hirayama, ya que ella busca —y encuentra— la oscuridad en lo cotidiano. Este es el comentario de la librera de Hirayama al respecto:
Patricia Highsmith es una experta en ansiedad. De ella aprendí que el terror y la ansiedad son cosas distintas
Kôji Yakusho ganó el premio al mejor actor en el festival de Cannes de 2023, mientras que Wenders logró la nominación a la Palma de Oro. La película estuvo nominada a los Óscar como mejor película internacional, premio que se acabó concediendo a la también estupenda La zona de interés, cuya escena final (el despreciable Rudolf Höss en las escaleras de su oficina) también se ha quedado conmigo, aunque por motivos muy diferentes.
Perfect Days está disponible en España en Movistar+.
Descubre más desde cinelibrista
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Totalmente de acuerdo con tus palabras. Muy buena reflexión sobre la película. Un saludo:
Felipe.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias por comentar, Felipe. Un saludo 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola, Cinelibrista. Wim Wenders tiene grandes películas, incluida su adaptación de «El amigo americano» de Patricia Highsmith. Por lo que cuentas, esta parece una de las mejores, con un paisaje que resulta muy reconocible en Wenders. Me voy a Japón en unos días, si puedo la veo antes. Me ha encantado la reseña. Echaba de menos leerte. Saludos 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias, Juan. Qué envidia me das con lo de Japón. Si algún día me atrevo a pasar tantas horas en un avión, será el destino que escoja. Pues esta película es de las que te hacen querer conocer la ciudad donde se rodó. A ver si te da tiempo a verla antes. Ya me contarás. Un saludo y a disfrutar del viaje 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona